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sábado, 3 de diciembre de 2011

LA NOCHE


CANTO A MI NANA


Había una vez una pajarita, una pajarita chiquita y finita que nació en una madrugada. 
Aunque era la favorita de papá, en la casa siempre sentía que nadie la tomaba en cuenta, nadie más que su cuidadora, que la mimaba y le cantaba muchas canciones; para la pajarita ella era todo, su confesora, su protectora y su amor inmenso…
Una vez que la pajarita iba se alejó de su ciudad natal junto con su familia, la cuidadora no pudo ir con ella y la pajarita se puso triste, porque por primera vez iba a alejarse  de la persona que la amaba tanto, lloró y cantó toda las canciones que la cuidadora le había enseñado….ya no la iba a tener tan cerca, ya no podía escuchar su voz y sentir sus caricias, ya no iba estar con ella para qué la cuidara y preparara sus comidas favoritas…ya tenia que aceptar esta separación…
Pasaron los años y la pajarita junto con su familia regreso a su cuidad natal, la cuidadora ya tenia sus propios pajaritos,  pero igual su amor inmenso era para la pajarita, chiquita y finita;…sentir de nuevo las caricias y  el amor de su cuidadora, le devolvieron a la pajarita todas las alegrías que había perdido ...la vida le sonreía de nuevo.
Pero el destino tenia una sorpresa para la pajarita, algo inimaginable que tal vez nunca pensó:   que iba de nuevo a volar, alejándose de su amada cuidadora;  pero esta vez muy muy lejos. Empacó y dejó su tierra, su familia, y su dulce cuidadora…voló y voló y llegó a un país del que había leído de chica en las novelas;   un país místico y hermoso, una tierra nueva, gente nueva y vida nueva.
¡Cuantas sorpresas hay en esta vida! Es allí, donde decidió quedarse para siempre y tener su nidito, sus pajaritos chiquitos y su amor que le hizo volar y cambiar de tierra.
Ya son muchos años, años que vive allá con su amor y sus pajaritos hermosos y piensa que ya tiene dos horizontes, dos hermosas tierras y cuando cantan los pájaros de esta tierra nueva, ella siempre escucha a la voz tan dulce de aquella hermosa cuidadora que le enseño la dulzura de aquellas caricias.